Versículo Bíblico del Día



Cristianismo Bíblico (Parte III)

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo…” 2ª Corintios 5:17-18b

Hemos considerado, el concepto de ser cristiano, cómo ser cristiano y ahora veremos brevemente los resultados de llegar a ser cristiano. nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

Existe una palabra en la Biblia relacionada con este punto que veremos, y es la palabra “Regeneración”, que significa “engendrado de nuevo”. Por eso la afirmación bíblica “nueva criatura es”. Para comprender mejor leamos estos pasajes que hablan acerca de la regeneración y sus sinónimos: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3, “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” Tito 3:5, siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” 1ª Pedro 1:23, “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Romanos 6:4

Este es el resultado de ESTAR en Cristo, tener NUEVA VIDA. Eso da el cristianismo verdadero. La religión solo da un maquillaje a la persona. Para ilustrar esto pensemos en un chanchito o puerquito que le encanta el lodo. Nosotros podemos bañarlo, perfumarlo, ponerle una cinta de color rojo y algún sombrerito, pero apenas ve el lodo se va de cabeza, ¿Por qué? Porque esa es su naturaleza. Eso hace la religión, envuelve a la persona en una apariencia temporal de piedad y bondad, pero manteniendo la misma naturaleza que lo lleva a amar y desear el pecado.

Cristo cambia el corazón, transforma la vida de aquel que lo recibe como su salvador. Y el creyente vive una nueva vida. Los pecados que antes amaba ahora ya no los desea. Lo que antes despreciaba de Dios, ahora lo ama, lo desea, lo busca. Existe una lucha interior entre los deseos de la carne y los deseos del Espíritu Santo, porque este viene a morar en el creyente al recibir a Cristo: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.” Efesios 1:13.

No entendamos mal. La vida de aquel que recibió a Cristo como salvador no es perfecta. No estoy hablando que esa persona deja de pecar absolutamente. Lo que ocurre es que el cristiano es conciente del pecado y sabe que cuando peca ofende a Dios, no así el religioso o inconverso.

Es importante destacar también que el cristianismo no consiste en una serie de reglas y preceptos donde el creyente vive bajo sometimiento. Eso también es religión. Tenemos la Palabra de Dios que es nuestra guía infalible para vivir la vida cristiana. Ciertamente en ella hay reglas, normas, preceptos, pero no son impuestas sobre el creyente como una carga sino que son dadas porque este tiene la capacidad para obedecerlas. Dios nos ha capacitado para obedecerle: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” 2ª Pedro 1:3-4


Dios nos ha dado el privilegio de ser participes de su naturaleza, nos hizo santos en el sentido espiritual, debemos vivir como lo que somos con la capacidad que nos ha dado para obedecerle. Aquel que no conoce a Cristo no puede obedecerle porque su naturaleza pecaminosa le impide. Al creyente, su nueva naturaleza le permite obedecer, vive en libertad. Por eso 1ª Juan 5:3 “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” Es decir, no son una carga pesada de llevar.

Juan Pablo Amaral
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